sábado, 11 de octubre de 2008

Requerimientos de grasas en nuestra alimentación.

Las grasas (ácidos grasos) procedentes de la dieta constituyen la mayor fuente de energía para el organismo. Así las recomendaciones nutricionales propuestas a nivel mundial establecen una ingesta de menos del 35% del valor calórico de la dieta (VCD), es decir baja en ácidos grasos saturados (AGS) y ácidos grasos trans (AGT) (ambos menos del 10% del VCD), proporciones variables de ácidos grasos monoinsaturados (AGM) (del 10 - 20% del VCD) y ácidos grasos poliinsaturados (AGP) (entre el 5 y 10% del VCD).

Los ácidos grasos saturados se aportan en las grasas animales, derivados lácteos y el aceite de coco y palma presente en muchos alimentos elaborados industrialmente. Estos incrementan el colesterol malo (cLDL), el riesgo de presentar diabetes mellitus asi como de cardiopatía isquémica (infarto al corazón).

Los ácidos grasos Trans se encuentran en escasa proporción en las carnes, lácteos y aves de corral. Pero la mayor fuente procede de alimentos elaborados, la hidrogenación de los aceites vegetales comerciales es la primera fuente así como también las margarinas sólidas o semisólidas y comidas rápidas.

Los ácidos grasos insaturados pueden ser omega 6 y omega 3. Los omega 6 provienen del ácido linoleico cuya fuente es el consumo de aceites vegetales (girasol, soya, maíz) y en menor cantidad en otros alimentos como la leche y ciertos frutos secos. Los omega 3 son los más imporantes en la nutrición humana y son los ácidos eicosapentaenoico y docosahexanoico, ambos abundantes en grasas y aceites procedentes del pescado y otros animales marinos; y el alfalinolénico presente en algunos vegetales como aceites de soya, semilla de lino o nueces. Se recomienda el consumo de pescado, un filete, por lo menos 2 a 4 veces por semana.

El único ácido graso monoinsaturado relevante es el oleico, presente en el aceite de oliva y en divesas frutas y frutos secos (palta, avellanas, almendras, maní, nueces, etc.). Estos ayudan a disminuir el colesterol malo (cLDL) y mantienen o elevan el colesterol bueno (cHDL) y también disminuyen los triglicéridos. El consumo de aceite de oliva virgen debe ser de 3 a 6 cucharadas soperas por día.
El consumo de aproximadamente el 20% de la energía de la dieta en forma de aceite de oliva virgen puede ser considerado como adecuado.
Es recomendable realizarse un examen sanguíneo de PERFIL LIPÍDICO cada 6 a 12 meses con el fín de evaluar el Colesterol total, el bueno, el malo y los Triglicéridos, y de este modo controlar la cantidad y el tipo ácidos grasos que se consumen en la alimentación.

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